Este cuento tiene dos años y fue el pionero que hizo que decidiera hacer un blog de cuentos, que recuerdos aquellos, ya ha sido revisado y gane un concurso por usarlo, lo recuerdo como un icono que me impulso a escribir cuentos como este tipo, la redacción quizá no sea muy buena pero puedo decir que este fue el principio de hace tres años que volví a escribir, espero les guste...
Pude darme cuenta cuando se desencadeno el brote del problema, pero hice
caso omiso, seguí con mi vida normal como si nada hubiera repercutido en
consecuencias. Tenía una mirada profunda pero muy incómoda; miraba y la gente
me devolvía la mirada, extrañados como si alguien les hubiera gritado su nombre
y los hicieran voltear. Y me miraban y se retiraban aprisa asustados. Total, me
acostumbre a esa sensación que a la larga me involucraba con esa energía que me
envolvía para burlarme de los demás. Estudiaba la secundaria y era antisocial
sino invisible para los compañeros… igual. No me importaba, me importaba un
comino, yo andaba cabizbaja sin fijarme en el mundo que me rodeaba, sólo me
fijaba en un ser muy especial, un chico que me gustaba. Últimamente hubo un
tiempo en que me seguía y después fingía hacerse el tonto. Mi cerebro sentía
vibraciones extrañas, hacia fijarme en un punto céntrico de un objeto liviano y
este empezaba a moverse, logre que un lápiz girara y perdí la noción del
tiempo, logre moverlo por un minuto, hasta qué él me descubrió, solté la
presión del lápiz y me desmayé. Unas
horas más tarde me di cuenta que estaba en sanidad, y que me había quedado
dormida dos horas y no supe nada más, pero él estuvo todo este tiempo a mi
lado.
-Hacer eso te debió costarte
mucho esfuerzo, ¿verdad?
Me sorprendió pensar a que se
refería y no lo podía creer, agache mi vista como preguntando “¿qué cosa?” y él
me regreso la mirada contestándome “eso, eso qué hiciste”.
-Eres un tonto.- le dije
-¿Eres una bruja?- qué cómo si
nada, me pregunto y me hizo tragar saliva espesa.
-Aún no sabes si quiera que
hiciste, ¿verdad?
-Mi bisabuela fue médium papá es
espiritista y mi hermana se hizo judía. No sé
si yo tenga algo de especial de alguna parte de ellos.
-¿Y tú tatarabuela que fue?- Cuestionó repentinamente pero quede atónita,
hubiera parecido ser una pregunta burlona, pero en ese tiempo no pensaba en las
herencias del árbol genealógico de una generación atrás y no me
interesaba absolutamente investigarlo.
-Eres un tonto, tonto…-
retintinee, y él se reía y me derretía esa sonrisa. Un chico popular, ¿de que
se iba a fijar en mí?
-Aquí está el jarabe del
vomititos- decía la enfermera y él la miraba con cara de pánico y a fuerzas
recibió el cucharon de la medicina que sabía amarga y muy asquerosa y reí como
nunca antes.
-Este joven creyó que te habías
muerto de un paro cardiaco y del susto vómito encima de ti… ah no te preocupes
ya te quite el suéter.- Apenas lo dijo la enfermera y mi mirada juguetona y
tierna cambio a cruda y grotesca enemiga con cara de asco. Percibí miedo en él,
y de ser especial intente aborrecerlo. Esa mirada me impactó, me estremeció,
sentí escalofrío, ¿por qué produzco miedo sin siquiera esforzarme?
-Vomitaste encima de mí y qué
acaso, y encima, ¿me querías ver muerta?- Le pregunte con un profundo coraje.
Él salió corriendo despavorido de
sanidad y yo me quedé hasta que mi madre fue a recogerme, estábamos muy cerca
de la secundaria ya me sentía recuperada pero no dejaron que me fuera sola.
El fin de semana estaba tramando
la súper travesura de venganza que le haría al chico que me gustaba. Así que
eche bombas de humo al desagüe para que salieran
por los retretes, pudo haberme visto qué se yo. Pero yo vi que había entrado
con él hijo del director. Calculaba la situación a la perfección, sin duda él
saliera perjudicado en una de mis jugarretas y saboreaba la dulce venganza. Y
hubo gritos y caos desesperados por las explosiones, lo busque y busque y ví
que el hijo del director tenía los pantalones rotos y él se reía a carcajadas
viendo a todos sus compañeros desgreñados, polvorientos. Y entonces sucedió lo
que tuvo que suceder. La prefecta llegó y lo interceptó doblándose de risas y
golpeándose las rodillas burlonamente. –“Estuvo buena esa, estuvo…”- exclamaba
aturdido mientras lo jalaba la señorita Prefecta hacia la dirección. Mientras
que por ese suceso, el hijo del director quedó traumado y nadie lograba sacarlo
de –“Bruja, bruja fue la bruja”- y los demás se burlaban.
En la dirección, el alegó qué fue
una conspiración hacia su persona, para perjudicarlo, pero no supo de quién,
imaginándose que habría sido, yo no quiso echarme la culpa directamente. Ante
las confusiones desatadas del caso a investigar las niñas eran el foco de
presuntas culpables, de que todas tuvieran un motivo para vengarse de él;
siendo un chico popular, bien parecido y carismático y con el ego muy en lo
alto. Jamás quiso ser novio ni de la más bonita de la escuela, por ende todas
las niñas estaban castigadas. Extrañamente entre ellas se montaba un ambiente de
culpables de todas entre todas. Hasta que después de un tiempo de
averiguaciones y mitos extraños por lo qué el hijo del Director no dejaba de
decir. Se decía que cerca de la secundaria había una casa antigua a la que le
perteneció a una bruja solitaria qué era mala, de repente un día desapareció
sin saber si se fue o simplemente murió, la casa sigue abandonada y ah sido
expuesta a miles de historias tergiversadas.
Cómo era de suponerse yo me enfadé por qué sentí envidia de la historia
mientras que el autor de ese caos había sido yo, tome la determinante decisión
de ir hacia la dirección y de contar lo qué había hecho la semana pasada.
-¿¡Quéeeeee dices!? Ah jajaja- Se burlaba el director asombrado por mi tal
confesión que parecía muy fantasiosa.
-“Jajaja, anda. Sé que nadie
puede reparar el daño que le causaron a mi hijo, pero reconozco que se necesita
valentía para echarse uno mismo la culpa de un caso que ya nos traía fastidiado
a todos. Total los baños ya los reparó el gobierno pero piden al o la culpable,
pero el hecho de que tu vengas y declares que tu hallas hecho eso no te lo creo
ni te puedo dar el crédito. No eres capaz
ni de matar una mosca. Ve a tu casa y descansa tres días y sentenciaré a
tu favor, diré que ya encontré al culpable, pero tampoco te echare la culpa.”-
Y me retiré asombrada por la
reacción del Director. Y llegó mi héroe el quiso salvarme y ya estuvo a punto de entrar cuando salí.
–“No te eches de cabeza”- Me dijo desesperado, solo lo mire.
-“¿Para qué? Si no me lo creyó.
Hice un plan tan bien elaborado qué no da crédito el hecho que yo lo hiciera.-
En ese momento, desde el segundo piso, estaba una de las compañeras genio de
las presuntas culpables del caso, dispuesta a ejecutar su malvado plan, nos aventó
agua con hielos por coraje de lo que le estaba pasando por nuestra culpa. El
Director cancelo mi suspensión y a cambio a ella la suspendieron junto con el
reporte del caso y por más que ella se defendiera no hubo milagro alguno qué la
salvara.
Pronto nos hicimos enemigos oficiales. Él señalándome y yo regresándole
mi cruda mirada amenazante de costumbre y el hijo del Director moviendo la
cabeza asustado como un tip en el cuello, como si no soportara verme.
-¡Ya no los soporto! Desde que
los mojaron se volvieron insoportables para todos.- Jactó el maestro.
-¿Y qué hará al respecto?-
Pregunte con mi típica mirada; el maestro parpadeó y sacudió su cabeza. –Ya
estoy acostumbrado a esa mirada, mi abuela me ve de la misma manera y tú no me
vas a perturbar. Tarea especial para los dos, para control conductual.-
Dictaminó urgentemente.
Ni entendimos a que se refería pero pronto nos
saco de quicio cuando de pronto puso una bolsa en el escritorio y sacó de ella
un muñeco de bebé.
-No entiendo, parece un bebe, ¿creé
que eso frenará nuestra rivalidad? Cuestionó él intrigado mientras lo recibía.
-del odio nace el amor- dijo
repentinamente y sin tartamudear el hijo del director.
-Es un proyecto piloto- y levanté
mi entrecejo, cómo preguntando, ¿perdón? - El maestro parpadeó y sacudió su
cabeza.- Ah no, no me vuelvas a mirar así.
Alce mis hombros como preguntando
¿qué? Y atenué más la mirada.
-A la dirección – Jactó el
maestro – Allá les explicarán. Los dos tragamos saliva y suspirando hondamente.
-¿Quién es el papá del bebe?- Pregunta él burlonamente. -¡Cállate! Se supone
que yo soy la mamá y tú el esposo.- Me
molestó que enmudeciera y que los demás se echaran carcajadas. Sentíamos como
si un chorro de agua fría nos empapara. -¿Y cómo fue que hicimos ese engendro?-
cuestiona asustado y yo sin asimilar su reacción.
Seguimos al pie de la letra las
indicaciones con los ensayos del proyecto, haciendo trabajos sobre la
concepción de la vida, las enfermedades transmitidas por vía sexual. Fue un
caos tremendo nuestra primera exposición y pronto se nos quito la vergüenza
cuando notamos que podíamos causar emociones encontradas y hasta repugnancia hacia
los compañeros y hacia el mismo profesor cuando explicábamos como se usaban los
preservativos y yo contándoles sobre las mejores marcas de las pastillas
anticonceptivas y el cómo usar la regla del mes para no quedar embarazada.
Además teníamos que mostrar videos didácticos sobre los cuidados del
bebe, del cómo poner los pañales al bebé. Cuando terminamos de grabar ese video,
estuvimos discutiendo sin razón. El cargaba el bebé cuando de pronto, este
lloro y lloro. –No se calla el bebe, cállate. No lo dejas dormir.- El se tapaba
los oídos. –Pero es que es un muñeco.- Gritó. –Además no tiene pilas.- En eso
bote al bebe y salimos corriendo del Audiovisual.
El maestro no daba crédito de lo
que le contábamos sobre el bebe, por qué era un muñeco de trapo y en cambió
cerró el trabajo nos sacó un diez y fingimos como si lo del muñeco nada hubiera
pasado. Cómo ya no volvimos a tocar el tema se fue olvidando.
Transcurrió el tiempo y la paz
reino entre nosotros después de eso no hubo nada que nos molestara. Ganamos
amistad, comprensión y enamoramiento. Mientras hicimos el proyecto, nos
enfrentamos varias veces con las discusiones de su papá y una sola ocasión que yo
enfoque mi mirada en uno de los cuadros de la pared, se soltó y calló en la
cabeza de su papá. Corrimos hacia nuestra casa despavoridos, el reía como loco.
-Cómo veo que ya no te estresabas
creí que no pudieras hacerlo todavía.- Esa vez lo decía con asombro. Sin
embargo aún habían piques de competencia entre nosotros de odio, en San
Valentín nos regalábamos cosas extrañas, el me regalo un pez carnívoro y yo una
serpiente. Y así por el estilo.
Pero eso era lo más lindo que
podíamos expresar. Pronto tuvimos un sueño muy extraño, donde nos encontrábamos
juntos en una playa solitaria, de adultos y desnudos en la playa. Intercambiamos experiencias del sueño y
guardamos silencio.
Transcurrió el tiempo y llegó la
época de nuestra graduación, en ese entonces ya estábamos de noviazgo pero el
tuvo que pasar por muchos enfrentamientos con su familia y después sufrí el
fallecimiento de un familiar; un primo que quise muchísimo, lloraba mucho y le
perdía atención a mi novio si darme cuenta que también sufría por las
discusiones de su papá. –Ojala me muera.-
Dijo un día cortándome el llanto
por mi primo y le bese. A veces sonaba mi teléfono y era el difunto de mi primo
como cuando antes hablábamos en vida, solíamos pasarnos horas y horas charlando
por teléfono. Hasta que mi novio reaccionó molesto y quería reclamárselo por
medio de una Ouija. Parecía no tener efecto y pasaron varias semanas sin
lograrlo, hasta que en una ocasión volvió a sonar el teléfono con un mensaje
alarmante y amenazador en contra de mi novio, él dijo que le quedaba poco de vida y que nunca intente
llamarle por medio de la tabla nuevamente o iba a ver terribles consecuencias.
Estábamos preparándonos para la
fiesta y los dos nos habíamos puesto de acuerdo de vestirnos de negro un traje
lúgubre pero elegante, muy gótico. El volvió a tener discusiones con su padre
mientras yo lo esperaba en mi casa, pero esa tarde nunca llego. En ese mismo
día el descubrió qué su padre no era quien creía ser y eso se lo estaba
reclamando, ese sentimiento lo hirió profundamente y salió huyendo con su moto
a toda velocidad y un carro café lo
arroyó, murió instantáneamente y yo lloraba odiándolo, pensando que se había
burlado de mi todo este tiempo, que en realidad nunca me había amado. Nadie hizo
por decirme algo en mis momentos de desenfrenada locura mientras creí odiarlo
profundamente, el alma de mi primo se hacía presente consolándome de la misma
manera en que con coraje le decía maldiciones sin entender el mensaje que venía
diciéndome, era algo confuso que no lograba comprender. Hasta qué un día él
vino a pedirme disculpas mientras estaba internada en el psiquiátrico, aún lo
odiaba y no quería saber de él y mis amenazas lo mandaban al infierno hasta que
un extraño fenómeno se apoderó de la habitación, las ventanas se habrían y los
cajones se abrían y cerraban y él lloraba más pronto se hizo presente mi primo
a su lado, los dos viéndose hasta que eso me hizo comprender. Vino una
enfermera y al ver tan desorden creyó qué estaba frente a una crisis y me
inyecto. Sedada me vencí en un letargo sueño, en él que los volví a ver y yo
corría pero esta vez, hubo oportunidad de explicar lo que le había
sucedido. Al cabo de un mes, yo ya me
encontraba más tranquila, y fui a verlo al panteón y lloré como nunca. Me había
quedado sola, sin mi querido primo y sin mi amado novio. Un tiempo más tarde,
un maestro me estaba buscando, yo estaba sola en la biblioteca, recordando
aquél día cuando hacíamos tareas juntos y el profesor se sentó junto a mí y
tenía una cunita de bebé y si, adentro tenía aquél muñeco en que tanto nos
había sacado de quicio.
-¿Te gustaría tener este
recuerdo, verdad?- Llore en su hombro y me regalo el muñeco. Con sarcasmo
gracioso el maestro decía qué ese bebé ya hubiera tenido que entrar en el
kínder. Sonreí y cargue al muñeco como un bebé normal y entonces lo dejé en mi
cuarto. Más he vuelto a mi vida normal sin sentir cosas raras como antes, pero
el bebé llora como si cobrará vida, y sé que, ese llanto es producido por la
escancia del fantasma de mi novio, que sé, qué sigue conmigo cuando el bebé
llora, más solo me acerco y le digo que yo también le amo, que descanse en paz
para que yo también pueda volver a soñar y empezar una vida nueva y plena.
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