Por la petición de una amiguita, que me ha contado su historia y la versión de cómo ve a su vecina y referencias de sus demás vecinas, me ha salido está cosa curiosa que parece cuento sacado de un libro infantil, pero consterna a los niños de su colonia. Más para su desahogo y desquite me lo ha contado. Con gracia de la bufa y mofa la moraleja pero vale la pena publicarlo aunque sea realmente muy corto, y he aquí el resultado...
Tengo una vecina que siempre saca su escoba a las tres de la mañana, poniéndola "patas arriba", por si en algún momento tiene que salir de urgencia a comprar unas ancas de rana o un bocado para la botana de las seis, mientras prepara su artilugio y escriba en su gran libro.
Cuando sale el sol, está coge su escoba y se pone a barrer espantando sus malos aires pero lo curioso es que las cuerdas de la escoba nunca tocan el piso, la gente que la ve le dice: -"Julia, no barras el aire"-, pero Julia no hace caso porque las tira de locas; brujas ellas que se quedan sin dinero más cuando piden -"chicha"- (expresión yucateca de quienes piden un favor con pena y sin demora) se le quita el papel de bruja cuando se pasa de generosa y les da la lana de sus borregas
Así es ella, de bruja pero no espanta ni peca de loca, qué sólo vecina mía es y me dice ¡Hola!, sólo por que paso por su casa y me regala aguacates para que se los de a mi mamá. Ya es vieja, pero ah cómo "chinga" a sus vecinas, qué se molestan cuando canta. Pero Julia no canta, murmura maldiciones con un tono melodioso pero Julia no canta.
Mi vecina es artesana, teje bonitas mantas; tejió un bosal para mi perrito aunque el ingrato se murió. Me regala dulces doña Julia pero se ríe mucho esperando que un día me toque uno envenenado por metiche además amenaza de que me sacara los ojos y los pondrá en un frasco con ese químico para que no se echen a perder y sirvan como advertencia para otros vecinos que sólo se acercan para molestarla y dejen de decirle "Julia la Bruja".
La escoba siempre está a n lado de la puerta roja safada de su casa, esa escoba es su favorita, la usa a veces para espantar a los gatos que no son suyos. Es una viejecita que parece cómo auqellas brujas de los cuentos infantiles de los cines. Cuando leo los cuentos clásicos me echo a carcajadas por que ella se me viene a la mente de Julia cuando barre su casa en la madrugada.
Su casa siempre huele a limón que para las malas vibras dice ella, pero así cómo es la viejita estará jalando más energías negativas que positivas. Siempre la veo malhumorada, por eso me gusta ir a comer dulces que me regala para hacerla reír.
Pobre Julia, no tiene amigas por que siempre se queda en su casa leyendo ese libro antiguo y con sus embrujos, los domingos por la tarde en la parque de la esquina vende sus amuletos y lee la mano a los jóvenes. Lo único que predice son cosas lóbregas y funestas. Sin embargo a ellos les encanta y apuestan por hacerse los valientes para ir con Julia para que prediga su suerte infortunia a los muchachos les encanta escuchar esos cuentos que no prestan atención y dejan desapercibidas las advertencias.
Si julia no existiera la vida seía monótona y muy aburrida porque da un aspecto misterioso a la colonia que los de afuera nos crean leyendas urbanas, gracias a la imagen de Julia que vive frente de mi casa.
Con ella he aprendido una que otra maldición y de pilones los sortilegios. Cómo el Abracadabra que cuando uno le dice se abran los portales y todo puede pasar, cómo cuando hizo que se quemara el salón de clases y los exámenes se postergaron. Afortunadamente sólo fueron pequeños daños materiales porque oportunamente el fuego se logro apagar casi de inmediato cuando empezó.
El director me regaño, diciendo que no vaya más a casa de Julia. Por que dicen que doña Julia no es buena persona y que de un día de estos, me va a encerrar en su armario y la gente se olvidará de mí. A la semana de que él director me regaño, este tuvo una accidente automovilístico y dejo de darnos clases.
Creo que Julia lo hechizo porque me regañó y que muy en el fundo JUlia no se siente ya sola por mi compañía. La voy a ver por que mi mamá me obliga a verla y dice que es bueno hacer buenas obras para los ancianos. Igual que yo que a mi nadie me habla, solo Julia hace que me hablen por curiosidad cuando deja abierto el armario.
Así es Julia, pobrecilla que ya camina jorobadita pues han pasado los años y cada vez más se hace vieja, despacito anda pero camina mucho la condenada y siempre se le olvida la escoba, sería más cómodo para ella salir "volando" desde su casa. Julia siempre enseña a quienes acuden a su casa por nuevas enseñanzas y extrañas sabidurías. Explicando supersticiones y las coincidencias que estás se originan en la vida normal y que nada es por casualidad. Sus gatos negros no dan mala suerte, la protejen a ella de los intrusos.
Una vez, que mamá me mando por unos aguacates, me encontré con una triste sorpresa, había un grande moño de luto en la entrada de la casa de Julia. No estaba ella, había gente extraña que no conocía pura gente vieja como Julia, parecían zombies y parecían velar a un difunto, era Julia quién yacía dormida, dijeron pero que ya no despertará. En la esquina de su mecedora ví algo realmente aterrador, estaba una de las envolturas de los dulces que Julia me regalaba... ella encontró el dulce envenenado y murió
Qué gran error de Julia más la suerte se le regresó y el infortunio le toco yo solo pido que descanse en paz y que deje de molestar su alma en pena y podamos vivir tranquilos en nuestra casa que desgraciadamente está en frente de ella.
Me ha gustado escribir este cuento, pero me erizó por que no creí que una niña de tercer grado de primaria tuviera este tipo de ideas más si pudiera expresarse por escrito, grandes obras escribiría, estoy segura que sí.
Gracias por leerme y torrentes de lluvias de estrellitas de bendiciones caigan sobre ustedes.
Fin
Hay siempre quise terminar drásticamente con un fin.
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