LA MAQUILLISTA

Acabo de llegar a mi trabajo, me acaban de contratar, soy maquillista profesional, llegué y encontré el predio vacío, a cambio me llegó un mensaje al celular: -“La puerta está abierta, entra. Tu cliente te espera.”- Es una funeraria, me citaron a media noche. Pero maquillar es lo mío, y la sesión tenía que empezar. Siempre he estado de fiesta en mi trabajo, a veces una boda, otros unos XV años, y está ves, “una despedida”.., bueno, realmente creí que se trataba de una despedida de sotera. Y entró y me encuentro un féretro abierto, en seguida otro mensaje: -“Ya sabes tu trabajo”-, me dicen. El pánico se apodero de mí e intente huir, pero  inmediatamente me notifican un deposito en mi tarjeta de débito, me habían pagado y más de lo acordado, tuve que regresar. Mis manos me sudaban y temblaban mis piernas. No creí raro que me citaran a media noche, tendría que maquillar a una muerta, estaba segura que tenía que hacer, no pude quejarme, me arme de valor y me acerque a la difunta. Me asombre que se trataba de una joven, una chica muy bella y bien sabía que era un rostro perfecto para maquillar. La difunta tenía un rostro muy duro y helado, me daba miedo de empezar, pero me arme de coraje y empecé a presentarme cuando le hablo a mis clientes, -“Hola, mi nombre es Pamela Rojas, seré tu maquillista. Yo se bien que hay una vida después de la muerte, tus familiares me contrataron para maquilarte y con ello te darán el último adiós, para que te vean hermosa”-, empecé a colocar mi maquillaje y sentí que su cuerpo suspiro…¿habrá sido mi imaginación? Pensé, mis manos temblaban mientras tocaba el rostro de la difunta. Más tarde sentí un ambiente de cordialísimo, como si algo le hubiera dado la bienvenida pero seguí, iba a empezar con los ojos, no habría problema… ya estaban cerrados y no se iba a mover. Suspiré, me volví a armar de valor y proseguí: -“Tu familia sufre mucho, te llora. Pero llora por la soledad que tendrán cuando tu ya no estés, porque saben que estás descansando en paz. Ya no tienes las preocupaciones que en la vida te albergaban; ahora los que viven están preocupados, pues tienen que arreglar sus asuntos y por eso lloran. Desde el cielo, puedes darle consuelo, pide por ellos, así como cuando ellos lloraban por ti y pedían para que ya no sufras y te recuperes pronto… y ya no sufres más. La verdad no sabemos para que uno llora, o no sabemos pedir exactamente lo que necesitamos, y los resultados son otros. Pero Dios es perfecto, nunca se equivoca, ¿ves? Ya no sufres,”-  Cerré los ojos y empecé a orar, para reconfortar mi alma, y cuando los abrí, y volví a ver el rostro de mi amiga la difunta… me percate que ya la había considerado mi amiga, sin conocerla en vida. Parecía su rostro más flexible y cómo que me invitaba a empezar con mi misión y mi propósito hacer que se viera bella. Esto me dio mucho más confianza y empecé a maquillarla, el resultado me encantó ya que parecía una princesa dormida, me daba la impresión que en cualquier momento desaparecía. Me gano el sueño y tuve un sueño medio extraño, soñé viva a a difunta y miré como estaba maquillada, no sé cuánto tiempo fue. El chiste es que me desperté de golpe, la desmaquille y la volví a maquillar como la vi en mis sueños. Me sentí satisfecha, es cómo si hubiera recuperado su brillo y parecía que hasta sonreía, guardé mis cosas y la puerta se azoto, me acerque a abrirla pero forcejeé mucho la cerradura y nada, sin tener otra alternativa, me acerque a mi nueva amiga mientras veía asombrada el resultado de mi trabajo y sentí la necesidad de hablarle de nuevo; ya sin miedo, con más confianza, –“Ten por seguro que tus familiares se resignaran muy pronto. Ya o verás.”-le platicaba. Me quedé dormida y al despertar ya había gente. Muchas personas se me acercaron a felicitarme por mi excelente trabajo. La chica en vida fue una persona muy alegre y coqueta, envidiada por muchos y su esposo la celaba, murió tras un accidente automovilístico, la habían aventado en un carro en pleno movimiento, pero el culpable se fugó. De pronto apareció un joven extraño, y lloro ante el féretro pidiendo disculpas; se cerró la puerta estrepitosamente, lastimándole su mano y lanzó una maldición. Todos vieron con asombro la reacción del joven y este saco un arma amenazando a los presentes.  La maquillista se metió a una oficina oscura y llamo al 911, pronto llegó una patrulla por él. Y gracias a que sonó una llamada a su celular, pudo escuchar una voz leve y trémula: -“Ya puedo descansar en paz, el verdugo ya será juzgado por mi muerte… (unos minutos de silencia con una respiración lenta y jocosa) gracias por el maquillaje. Lograron forzar la cerradura y la maquillista pudo liberarse y se fue dando las gracias con una experiencia que se le hacía espesa la saliva. FIN!