(Publicada también en el grupo de Facebook: -"Leyendas Mayas de Terror"- de Jorge Moreno)
Ella lloraba amargamente y
caminaba sin sentido, se encontraba en la Clínica sin que nadie la notara, todo el mundo parecía
estar ocupado. Ella parecía invisible a pesar de su dolor, no tenía idea de cuánto
tiempo llevaba o iba a pertenecer en esa silla sin que nadie la notara. Parecía
que poco a poco se desvanecía del dolor y desaparecía, después de tanto esperar
vio salir corriendo una enfermera, ella se acercó al cuarto y pudo verse
acostada mientras la cubrían con una sábana y un doctor anotaba la hora del
deceso. Volvió a llorar su muerte inconsolablemente pero al cabo de un rato, ya
no sentía ningún dolor, pudo caminar y salió corriendo de la Clínica. Una ráfaga
de viento entro, las personas que estaban en la sala de espera sintieron escalofríos
y se cubrieron con frazadas. Y lloraba lamentándose
por su muerte, no recordaba nada… ¿En qué momento falleció?, se cuestionaba, no
recordará que tuviera cual accidente que hubiera quitarle la vida. Aunque
solamente recordaba episodios de un golpe que impacto su cuerpo y ese recuerdo
impacto su espíritu de la misma forma, que le hizo vomitar y se “sintió morir”,
se asustó y pensó en ir a buscar “urgencia médica”, cerró los ojos y pronto
apareció deambulando en la sala de espera de la Clínica, se veía ensangrentada
y con mucho dolor. –“Un doctor, necesito que se me atienda urgentemente.”-
gritaba sin respuestas, se acercó a la recepción y le grito a la enfermera… los
papeles volaron al suelo, las luces se prendían y se apagaban, la enfermera cogió
su colgante de un crucifijo y le beso, fue a la capilla para prender una
veladora y rezar por la extraña presencia que había sentido en el área de
espera, sentía que una torrente de escalofríos le erizaba el cuerpo, los
bellitos de sus brazos se le paraban de miedo, una ráfaga entro y apago la
veladora. La enfermera rezo un Padre Nuestro, para el alma en pena que rondaba
por los pasillos, tenía mucho miedo y quería irse a casa pero aquel día tenia
servicio de veinte cuatro horas, regresó a su escritorio y volvió a repartir
fichas como si nada hubiera ocurrido. Ella se abrazaba y empezó a caminar
lentamente, tratando de recordar el suceso que le habrá causado la muerte. Deambulando
como fantasma errante, el día y la noche eran uno para ella, tenía tristeza
porque no recordaba nada de su pasado, ni de su nombre. Y así transcurrió el
tiempo, vagando y buscando su identidad. Cómo alma en pena se le oía llorar,
recordando aquél dolor que sintió después de morir, volvió a cerrar sus ojos,
desando encontrarse con su pasado. Hasta que pronto, vislumbró una luz en el firmamento
del cielo que la seguía y decidió caminar por el sendero de luz que le
señalaba, una luz brillante desde el cielo. Sin fijarse se impactó contra algo golpeándose
la nariz, sacándola “del trance” del que se encontraba y al tallarse los ojos
para aclarar su vista, frente a ella se encontraba un cartel con palabras rojas
en mayúsculas de la frase “SE BUSCA”. Se reconoció en esa fotografía, la cual decía
que estaba desaparecida desde hace un mes y su familia la buscaba aún con
esperanzas, pudo ver su nombre: -“Ana Karina”-, leyó con sollozos y entonces
varias imágenes cómo flechazos, se le vinieron a la mente. El recuerdo de su madre
contenta, cuando se graduó de la primaria, la tristeza que sintió cuando atropellaron
a su gato Mishu. El primer beso que le dio su novio Jonathan, su primer novio
de la secundaria y su primera desilusión que sufrió diez años después cuando se
casó con su mejor amiga de la Universidad, de ahí vino otra decepción que
sintió de su padre cuando se enteró que le era infiel a su madre. Pronto recordó
sus bajas notas de la preparatoria por su mala conducta tan rebelde y otra vez,
ese shock que sufrió aquella ves que murió, su cuerpo espiritual brincó en ese preciso
momento cuando le vino el recuerdo y su cabeza se fue hacia atrás con impacto frenético,
regresando el vómito y ese olor a podrido, su cabeza le daba vueltas, le hacía
toser mucho, sentándose en la banqueta de una esquina mientras escupía un
líquido verdoso y baboso que hubiera podido dar asco a la gente si hubieran
visto esa escena asquerosa. Le costaba respirar, fue muy impactante ese
recuerdo que le quitó la vida, era muy doloroso, se mareaba cada que las
imágenes llegaban a sus recuerdos. Se le dificultaba respirar y le costaba
trabajo reponerse, se sentía “morir”, y asustada regresó a la Clínica para
pedir socorro inútilmente. Transcurrió el tiempo y ponto se resignó de su
condición actual, ya estaba muerta y su alma en pena se había convertido en un
fantasma errante… A las tres de la madrugada una muchacha embarazada llego a
punto de dar a luz, la enfermera reaccionó rápidamente pero por desgracia no
habían camillas y tuvo que acostarla en el escritorio; sería parto natural,
observó la enfermera y la joven gemía de dolor y gritaba, con mucho esfuerzo
ella decía que no quería al bebe, que lo mataran al nacer, ella pegaba a su
pansa y la enfermera tuvo que someterla amarrándola de las manos, su rostro
estaba arañado, pero eso no le importaba, tenía que recibir al mundo a un bebé
que no iba a ser bien recibido. –“¿Después que nazca el bebé que voy hacer? No
pedo matar a un bebe recién nacido”-, pensaba con profunda angustia y tragaba
saliva espesa –“¡Ayúdame, Dios mío!”-, rogaba. –“No quiero que viva”-, con gran
esfuerzo, logró articular palabras para luego desmayarse y al poco del tercer
minuto él bebe nació. Karina sintiendo lástima por la enfermera, la tomó de los
hombros para darle fuerzas y está sintió una torrente de energía que la sacudió
su cabello, y pensó en matar al bebé; no obstante, Karina pudo percibir que ese
bebe había sido producto de una violación y que venía mal formado. En ese
proceso el bebé nació, para el gran susto de la enfermera, los parpados del
bebé estaban volteados y muy hinchados, sus labios estaban morados y
transparentes, parecían de cristal y toda su piel estaba cubierta por escamas y
parecía tener su piel de pescado. La madre falleció y él bebe lloraba, y sentía
como la piel del bebé se despellejaba y en cada movimiento sangraba, la
manchaba de pellejos. Karina estaba asombrada por tal acontecimiento. Miraba como
la enfermera abrazaba fuertemente al bebé y Karina le ordenaba mentalmente que
asfixiara al bebé con sus abrazos. La enfermera
lloraba de desesperación y de angustia presionando fuertemente al bebé sobre su
pecho y lo asfixiaba “por caridad”, poco a poco él bebe dejo de moverse. La joven
fallecida salió de su cuerpo y pudo ver a Karina, pero casi de inmediato, una
luz blanca la envolvió. –“Anda, descansa en paz”- dice Karina. En sus brazos de
la joven madre fallecida pudo aparecer un bebe pero ahora sano y feliz, se despidió
de Karina y desapareció. La enfermera aun cargaba al bebe muerto, el doctor en
turno había visto el trágico suceso pero con la cabeza fría tomo al bebe en una
bolsa negra y lo arrojo a una fosa clandestina que el mismo había construido para desechar los cuerpos
no reclamados y prendía fuego. La enfermera estaba en shock y no podía
reaccionar. –“Fue lo mejor”-, le dice macabramente el doctor dándole unas
palmaditas en la espalda a modo de –“¡Bien hecho!”- La enfermera estaba
enamorada de ese maniático doctor, por eso le sirvió por largo tiempo, sin
embargó, la presencia del fantasma de Karina le molestaba, sentía angustia por
el recuerdo del bebe mal formado que
tuvo que matar y se suicidó inyectándose en las venas. Al doctor le condenaron
y cerraron la Clínica, el alma de la enfermera sigue vagando en ese predio,
ahora abandonado y ha quedado embrujado por la negligencia e insalubre del
lugar. Varios investigadores de lo Paranormal lo han ido a inspeccionar
obteniendo psicofonías de bebes llorando y los gritos de la mujer que pario al
bebe mal formado, así cómo se puede ver al fantasma de la enfermera viéndose caminar
por los pasillos con vista desde la ventana. Además; en la primera plana de un prestigioso
periódico de la ciudad aparece una foto de un pie, pisando una extraña
sustancia verdosa y viscosa. FIN!
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