Un día mientras caminaba cabizbaja por el parque muy de noche Ana Caren, se vio sorprendida por un extraño brillo que se encontraba de tras de una roca. Se aproximo y sacó algo que estaba incrustado en la roca. Se sorprendió al ver que se trataba de una argolla matrimonial de oro, al parecer antiguo. Decidió guardarlo y llevarlo a la tienda de antigüedades para que lo valuaran. Lo guardó en su morral, pero no se percató de que el anillo se había caído, pero a lo lejos un joven mayor la observaba y recogió el anillo que se le había "perdido".
Venía de España, para una obra de teatro. No sabía que clase de persona era Ana Caren, hasta que se decidió a buscarla para entregarle su anillo. Preguntando por ella, la gente terminaba azotándole la puerta sin querer darle información. Todos estaban asustados con Ana Caren y no querían tener nada que ver con ella, mucho menos de dar información a los extraños. Pero un niño raro que de repente andaba por ahí, le dio la seña por donde se encontraba la casa vieja de Ana Caren, advirtiéndole qué era una chica extraña y de tratar con ella irremediablemente su vida se vería trastornada con un cambio rotundo y ya nada sería normal. Pero no tose aquél niño extraño qué el extranjero tenía un bien que a Ana le pertenecía le entregó un pequeña piedra: -"Ten, llévalo siempre en tu cartera. Es un cuarzo protector y la maldición qué tiene esa familia no te afectará. Sin embargo son buenas personas y un cambió tu les traerás. Me saludarás a Caren, dile qué su amigo Diego te indicó como dar con ella"- dijo él niño y se marchó.
El señor no le dio importancia y fue rumbo a la casa de Ana Caren. En casa un poltergeist se suscitó de repente. -¿Por qué estarán molestos los duendes?- se cuestionó, pero cómo no les prestó la atención los duendes arrojaron cosas a la pared estrepitosamente. -"Ya, carajo. Está bien ¿Les tengo que hacer caso a todo desmadre cuánto hagan? Ya me acostumbre, no me asustan. Lo saben pero, ¿porqué siempre terminan haciéndolo?"- Jacta molesta e inmediatamente por los techos se escuchaban los duendes correr y brincar de una esquina a otra y un gato se erizó cuando se escucho el timbre de la casa.
"Dios es una casa de locos diseñada para un halloween de película", pensaba mientras miraba el reloj: -"11:30"- , -"Casi es media noche, ¿quién podrá ser a estas horas? o ¿quién tuvo las agallas para venir a mi casa y lidiar conmigo?"- Se cuestionaba y el timbre insistía. Mientras al percatarse de un segundo poltergeist Ana se petrificó molesta con los duendes. -"¡Basta enanos!, Ya rompieron récord este año. Van a terminar desbaratando la casa que ya muy vieja está"- pensaba en sí misma molesta.
-"Ya, ya voy. Ya escuche, voy a abrir"- Gritaba Ana molesta, -"Bueno, pero ¿porqué tanta insisten..."- decía al abrir la puerta, pero se sorprendió mucho notar qué era una persona extranjera.
La taza de te, se iba llenando poco a poco mientras el extranjero le enseñaba el anillo que se le había caído. Ana estaba sorprendida y reconocía la molestia de los duendes de hace unos instantes. -"¿Están celosos o qué?"- cuestionaba mentalmente. El extranjero estaba nervioso mientras veía a Ana Caren sonreír, ¿cómo puede vivir una niña sola en una casa grande y tan vieja? pensaba.
-"Cómo recompensa puede quedarse unos días mientras encuentra donde hospedarse. ¿Pero, quién le dijo donde vivía? Nadie me habla, me tienen miedo. Dicen que soy bruja y ven duendes en mi casa y que hay actividad paranormal. Ya me acostumbre, son críticas sin importancia."-
El extranjero sonreía mientras bebía el te. -"Fue un conocido, se llamaba Diego, amablemente me señaló tu casa y me advirtió referente a estás criticas"- Ana Caren se sorprendió mucho al saber la referencia de ese personaje inusual hasta para ella. -"Ni yo lo he visto personalmente, es muy escurridizo"- Se suscitó un silencio. -"¿Quién es Diego?"- Cuestiona el extranjero.
Entonces ruido se escuchaban por el techo nuevamente, ambos observaban y prosiguieron hasta que se detuvo el movimiento.
-"Es un duende muy especial y rara vez se presenta, sobre todo cuando va a ver un problema serio en mi familia."- Explicó Caren, tomando el anillo y tuvo una visión como destello veloz y suspiró.
-"Me llamo Daniel Verastegui, soy actor y vine a hacer una representación. Pero me contrato una empresa fantasma..."- Caren derramó te y levantó más su entrecejo y Daniel sonrió... -"Me estafaron, la empresa nunca existió y ahora estoy en México sin mis documentos y sin dinero... "- Caren tragó saliva: -"Y ahora está tomando te con una niña en su casa a solas y en una casa embrujada conviviendo entre hadas y duendes"- Dicho esto, las luces empezaron a parpadear y luces giraban de un lado a otro.
Ambos guardaron silencio mientras tomaban te y comían galletas de nata. Daniel se sorprendió, eran galletas de nata, cómo las que hacen las abuelas de los pueblos. -"Bueno, mi abuelita me enseñó y pues me gusta prepararlas, a penas voy a cumplir diecisiete y terminando la preparatoria. Mi padre es trailero y mi madre es maestra que enseña a leer a los indígenas y mi hermana está con los tíos."- El actor sintió pena por ella pero Ana Caren igual. Entonces decidió vender el anillo y el cuál le otorgaron una suficiente cantidad de dinero y quiso apoyar al actor, para que arreglará su documentación y pudiera regresar a su país.
Sin embargo, fuera de dar gracias y estar agradecido con Ana Caren, tuvieron un encuentro algo inusual y a pesar de saber que Ana Caren era menor de edad y que estaba sola en casa.tuvieron un encuentro casual, bellamente erótico. Un encuentro tierno y extravagante. Pero fuera de lo real, pues ambos tuvieron un extraño sueño esa noche, aunque tratase de lo astral y de lo místico influenciados por una traviesa hada.
Mientras partía, Daniel quedaba hipnotizado por el recuerdo de ese sueño y Ana Caren se quedó con el cuarzo que Diego le había dado.
Transcurrió unos años y Ana Caren estaba en la Universidad recordando a Daniel, mientras soportaba el bullying de sus compañeras que tenían en sus manos un libro que había escrito el actor Verastegui con el nombre: -"Los amigos de Karina"- bien sabían que estaba haciendo alución a la vida de Ana Caren, bellamente redactada en un hermoso cuento. Pero a la burla latente fue la parte final del libro.
Sin embargo, Caren estaba estupefacta con el recuerdo de sus sueños, compaginándose a las descripciones del libro. Deseando tener en su vida una pareja precisa que conozca sus defectos y sus virtudes sin importar los desastres que conlleva su vida y de la maldición que la perseguirá por siempre.
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