Hola a todos, arranco el 2017 con un cuento nuevo y pido disculpas por la tardanza, pues después de llegar de vacaciones, desempacar y limpiar la casa me llevo tiempo un tiempo. Pero han empezado las clases y todo vuelve a la normalidad, voy a escribir un cuento que escribí el día de los Reyes, recién llegando y después de varios días puedo volver a escribir. Así fue que quedó esto.
También los fantasmas se preguntan que sentimos nosotros que vivimos cuando los vemos. Ellos piden ayuda y se dejan ver pero sucede que nos espantan o se hacen un vídeo viral en youtube si se dejan grabar. Esa reacción de nosotros es la que no entienden pero unos más astutos se burlan de los vivos espantandolos en serio.
Y les importa bien poco seguir en nuestro plano pero es más cómodo para ellos seguir aquí, qué descansar en el más allá y quitarse la preocupación de tener que rendirle cuentas a Dios y prefieren errar por ahí. Los duendes juegan a las escondidillas con nosotros y la gente se asusta de ellos, entonces se desquitan tirándoles piedritas molestos por que sólo pretendían jugar.
Un fantasma curioso que andaba por donde yo caminaba me vigilaba sigilosamente, pero yo estaba de vacaciones y quería descansar de todo eso. Así qué fuera a donde yo fuera me seguía y miraba todos los recuerdos que miraba por medio de las viejas fotografías que guardaba en el buro. Mientras mi duende se acercaba a "ver", el fantasma y él ente no podía verlo. Era raro que entre sí no pudiesen verse pero en realidad es porque están en planos diferentes. Sin embargo, este fantasma era muy curioso y percibía el duende cuando yo lo llamaba. Fue así que hubo una especie de conexión entre los tres. El fantasma me ayudaba a comprender recuerdos del pasado que en su momento fue doloroso pero comprendiendo podía soltar y perdonar. Más cada que iba comprendiendo el fantasma iba cambiando de color y parecía comprenderse al mismo tiempo y el duende seguía escondiéndome las llaves como costumbre y el fantasma se las arreglaba para hacerlas encontrar. Y e duende reía mucho y se ponía feliz.
Entonces quiso cambiar el canal de la televisión y la descompuso. Pero yo no iba a prestarle atención, por que estaba descansando; sin embargo, en el metro jugaban con mi celular misteriosamente. Este hizo que Fernando volteara a verme, Bueno, gracias al wifi supe de su nombre porque mi celular se "colgaba" de su señal, él se dio cuenta y me sonrió, apagando su celular y se hizo el dormido. Eso me dio mucha gracia y proseguí mi destino.
Yo me resistía a escribir un cuento o de "escuchar cuentos", pero cualquier acontecimiento me orillaba a la imaginación creadora influyendo fuertemente. Mi intención fue no mirar más al fantasma, de no llamarle su atención, de no tener "contacto" de ninguna manera con él. Mientras que mi duende se sentía atraído por as energías del fantasma, que no podía ver completamente pero igual sabía que algo estaba ahí, porque percibía de mi esa presencia y entre ellos hubo cierta amistosidad y jugaban ya entre los planos diferentes. Total, que a mí no me importaba y podía sentirme tranquila, mi creatividad afloraba cuando me ponía a dibujar ellos se ponían de un lado a otro como si se tratase de dos niños pequeños, asombrados por lo que hacia y parecía que transmitían a mi mente los colores que ellos querían usar. Ese fue como un experimento que me agradaba y les dejaba interactuar e influir un poco en ello, después desaparecían por lagos ratos y así cada quien con lo suyo.
Poco a poco me iba adaptando al clima del lugar, me sentía con más ligereza, me daba hambre y tendía a comer golosinas. Comprando recuerdos se me fue el dinero, pero eso no importaba, pues era un sello de esas vacaciones que se convertirían en recuerdos el próximo año. Además pude comprender otros talentos dormidos en mí, cómo el de tocar la batería de mi primo: La música era algo negado para mí, pero la convivencia con ese ser mezclaba en mí, algo de sus gustos personajes de cuando vivía incluso hasta transmitía esa alegría musical qué me daba hasta por bailar. Sin embargo, no podía ver claramente el rostro del fantasma, no sabía de que personaje se trataba si un hombre o de una mujer. Supuse que se trataría de un hombre y sin querer, "dí en el clavo" y empecé a involucrarme con ese ser sin percatarme de ello y sin poderlo evitar. Definitivamente era músico por su atuendo, ya era un señor ya viejo, pero rockero por su fachada me sorprendí mucho cuando me dijo que Fernando, el joven del metro era su hijo que rechazó cuando nació y eso lo atormentaba y que gracias a mí pudo encontrarlo ver que estaba bien y decidió quedarse conmigo para ayudarme en mis problemas. También notamos que mientras me ayudaba él se ayudaba y de alguna manera los destinos se cruzaron.
Se puede decir que a veces las situaciones no se pueden presionar y que todo está en el orden divino y todo cae bajo su tiempo justo y que las circunstancias favorables se vuelven amigables en todos los planos: -"en el material humano y en el místico divino"-
Qué mi duende sea travieso y él no quería aprender nada de esto me lo ha dejado bien claro. Qué ellos están ahí, y acá y allá, en todos lados, esperando ser evocados para que puedan venir hacia nosotros y ayudarnos. Sin embargo, cabe aclarar, que ellos reaccionan con las buenas voluntades de todos los seres buenos din distinción de formas y planos (ellos no discriminan como los humanos jajaja)
Qué lección tomada e recibido, y ahora que e vuelto, ya me picaban las manos para contarles un cuento nuevo.
Y bueno pues, después de un rato que no escribía, nada de nada salió por fin un destello de inspiración y pues espero que este cuento les halla gustado qué es el primero del 2018. Sin más por el momento me despido con mis torrentes de estrellitas de bendiciones sobre ustedes. Gracias por continuar leyendo mis cuentos improvisados por hora.
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