Un remolino la seguía insistentemente se soltó una polvareda, empezó a escuchar como la gente empezaba a burlarse de ella mientras intentaba escapar del remolino. Corrió a su casa y seguía escuchando aquellas risillas burlonas. Se asomo al espejo y se sacudió todo el polvo que abia recogido de la calle y su gato estornudaba. Se había regresado a su casa por su cartera ya que alguien le había querido jugar una broma "sucia" pues estaba segura que su cartera se encontraba en bolso. Pero no lograba encontrarlo. Oh era su mala memoria o se "movían" las cosas de lugar.
Tenía de repente dolores de cabeza que no se le quitaba para nada, a veces encontraba dinero tirado en la calle cerca de algún árbol cuando ella no tenía ni un peso y se encontraba con necesidad. Era rara a veces ka suerte con la que corría, además se dio cuenta que algo hizo que el camión donde ella iba evitara un accidente y todo lo ligaba a milagros de Dios y estaba muy agradecida con el creador.
Cuando arreglaba su patio a lo lejos lograba escuchar unas melodiosas campanillas pero muy distantes que le gustaba tararear y se sentía muy a gusto en su jardín. De pronto la muchacha pensaba en alguien y está ya tenía las noticias ola información de lo que quería saber. Era una fuerza que siempre la protegía y terminaba ayudándola casi en todos los aspectos. Repentinamente se atacaba de la risa, o se fijaba mucho en el vuelo de las mariposas y sentía un profundo amor cuando veía a un bebé en brazos de su mamá y más cuando la veían y los bebes sonreían.Por esas cosas simples de la vida, ella le gustaba salir a caminar por largas distancias a observar que hace la gente y la naturaleza cómo la va recibiendo. Y poco a poco hacia que el dolor de cabeza desapareciera. Cuando de pronto en su mente se le figuran pasajes poéticos que recitaba en voz baja para sí misma. Eran poesías de las que nunca creyó a ver leído pero buscándolas por Internet se daba cuenta que eran esas las que "recordaba" pero lo que no recordaba era en que época de su vida pudo haberlas leído.
La joven era solitaria pero extrañamente siempre se ha sentido acompañada. Gustaba por las tardes de prepararse un té de agua caliente y de comer unas donitas que vendían a la vuelta de la esquina de su casa. En su mesita guardaba un libro de cuentos infantiles que le gustaba leer. Y tenía un frasco lleno de dulces que a la semana esta aparecía a la mitad sin recordar que ella hubiese comido tantos dulces en tan sólo pocos días. Y siempre le gustaba ver esa jarra llena de dulces y procuraba tenerla siempre llena, pues cómo adorno le gustaba mucho.
No lograba canalizar su fuerza y está salía a caminar por largas horas hasta que se sintiera agotada pero la dopamina del ejercicio le hace estar ansiosa e inquieta haciendo siempre cosas en su casa. Podía pasar días sin poder dormir bien pero a veces está sentía un leve adormecimiento en la espalda y hombros que hacia que vostesara para entrar en sueño profundo. Y al despertar ya se sentía mucho mejor. A ella le gusta tejer pero a veces notaba que su tejido avanzado se deshilaba sin razón alguno y hacia el doble trabajo de tejer otra ves. Notaba que se le pierden mucho sus llaves de la casa y sus lentes aparecen hasta en los lugares más raros que ella hubiera creído que jamás aparecerían ahí. A veces aparecían en la nevera y otras veces dentro del horno de microondas. Era raro, sin embargo nunca ah buscado culpables.
No obstante, sus collares aparecen anudados y sus perfumes parece que los acuestan a propósito, he inclusive la colección de sus muñecas antiguas de porcelana de la difunta de su abuelita se encontraban acostadas en el sillón de lectura. Así cómo desataba nudos, así a las muñecas las volvía a sentar y le gustaba acomodarles sus vestiditos.
Cuando se ha sentido concentrada en la lectura o haciendo el que hacer de la casa oye que desde la puerta gritan su nombre. Pero no hay nadie y eso la des concentra y oye risillas burlonas que parecen no venir de ni un lugar. Simplemente pone su música de costumbre y prosigue con sus actividades. En la cocina ve huellas cómo de niños pequeños, imposible que sea de un gato, claramente son huellas de niños pequeños. Vuelve a mirarla puerta y está estaba cerrada cómo debe de estar. Y al pasar el trapo las huellas ya habían desaparecido,sólo estaban entonces las de su gato que corroboró que si fueran de su gato.
Ya no pudo más y prefirió sentarse a tejer un poco. Apago la música y prendió la T.V en un canal extraño dedicado a lo esotérico y había una entrevista con la española Duendologa Liliana Chelli, que con mucho entusiasmo explicaba lo que eran los Duendes y cómo detectar que halla duendes en casa. Entonces decidió cancelar su cita con el psicólogo y salió de su casa a comprar un frasco de miel.
Se había alegrado de que algo le aclarara lo que le estaba sucediendo y sintió un gran alivio que le hizo sentirse cómo alguien especial, por tener a unos amigables Duendes en su casa y entonces pensó que cuando encontraba dinero tirado en la calle, eran ellos que la ayudaban a solventar sus problemas monetarios con mucho cariño amistoso. Mientras regresaba con la miel, se dio cuenta que había una casa extraña que nunca hubiera notado antes. Esa casa era un museo igual de raro, no como cualquier otro museo sino que se trataba de fenómenos paranormales y cosas embrujadas. Entonces decidió "echar suerte" y entró. Ahí pudo darse cuenta que había figurilla de duendes a la venta y no tardó en comprarlos y el fundador del Museo: "Jorge Moreno", le explicó que no sólo tenía duendes en su casa, sino hadas también- Este le explico, cómo tratarles para que paren un poco sus travesuras y que se pudiera hacerse amiga de los elementales que vivían en su casa de una manera más consciente y amigable con ellos y así fue que la joven optó por llevar otro tipo de compañías a su casa y relacionarse un poco más con el mundo de ellos.
Y sin más qué narrarles por el momento, por que mi hora mágica se ha acabado colorín colorado, este cuento se acabo. Fin
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